-Meg! Despierta!, Meg, vamos- Alex la zarandeaba
-Qué?...Qué ocurre?- dijo Meg
-Tenías una pesadilla, gritabas…
-Era un precioso sueño…sobre el tesoro del barco hundido, la noticia que comentamos anoche…
Foto: PJ Ruiz
Paseando por la vida blogosférica he observado muchos convalecientes del "mal de amores"(casi curados o aún tocados). A veces el dramatismo al más puro estilo romántico gana la partida y hace exagerar y generalizar el dolor, quedándose enganchados a relaciones nefastas y tóxicas como si se tratase de una adicción. Otras se relativiza y se toma con humor, y el optimismo tiñe todo de otro color muy diferente. Y es que parece que hay hambre de amor, quizá reminiscencia del quiéreme papá, o mamá, y en estrecha relación con la autoestima, la dependencia afectiva, incluso el deseo de venganza, dar sexo por amor o la dominación.
Leía estos días a Walter Riso, psicólogo clínico especializado en terapia cognitiva, e investigador del maltrato, y me parece interesante extraer algunas claves para superar este padecimiento y amar sin sufrir en el presente de forma sana:
-Un amor elegido con la cabeza debe ser una mezcla de amistad, deseo, ternura y auto-respeto. De igual forma que se habla de inteligencia emocional puede hablarse de inteligencia amorosa
-Desterrar de la mente diálogos internos como: la esperanza es lo último que se pierde, hay que ganar, hay que luchar, no me rindo fácilmente, siento pena por la otra persona,...
En este caso hay que hacer justo al contrario, matar la esperanza de que en algún momento funcione ese amor dañino y aprender a perder. Al eliminar la esperanza se renuncia al otro pero hay un reencuentro con uno mismo. El regreso a la humillación por el otro es patológico, el apego impide renunciar e irse cuando es el momento de abandonar.
-No decir te amé, te amo o te amaré, en un amor sano, sino te estoy amando, porque el gerundio indica cada día y a cada momento, es una acción consciente.
-Que no te hagan daño intencionalmente. Evaluar las probabilidades de sufrir y si la otra persona merece la pena. A veces se daña y es importante saber pedir perdón y perdonar, pero cuando el daño se hace a conciencia, con intención, se pierde la confianza, una de las bases de la relación.
-Independencia afectiva, evitar: mujeres geisha o complacientes, mujeres madres o cuidadoras, mujeres sirvientas, hombres dominadores padres, hombres hijos, roles alternados.
Y es que como decía García Márquez " Te quiero no por quien eres sino por quien soy cuando estoy contigo".
Pero claro, primero hay que saber quién soy a solas, y ...amarse.